Parar mis manos
cuando los dedos claudiquen al deseo de acariciarte.
Medir mis palabras
si una mirada tiende a ser un regalo
y sacude por mí,
el alma cantando mis secretos,
a propósito,
a lo lejos.
Tomar prestado del día este rato
y dejarte libre
en esta libreta de hojas a cuadros,
simétricos,
iguales.
Verte volar sin cuerdas.
Cambiar las letras de sitio
y jugar a olvidarnos
entre notas que resuenan a cada paso.
Permíteme guardarte intacta en la retina
y devolverte el beso que me robaste.
Permíteme llegar a tierra firme
y curar esta cordura.
Abraham Arvelo
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