Carmen se sienta en un banco junto en el parque que hay al principio de la Avenida. Enciende un cigarro y descubre entre la maleza tres margaritas.
- No puedo dejar de pensar en él. Sí, quiero acercarme, conocerlo... No espero nada pero sé que es una persona muy especial y comprensiva, basta oírle o preguntarle sobre cualquier cosa. Sí, le gusto, le gusté desde el principio. No es una locura, tengo que ser valiente e ir a buscarlo. Sí, voy a las cinco cuando termine de trabajar. No, no quiero más Hotel California… es suficiente.
- No puedo dejar de pensar en él. Sí, quiero acercarme, conocerlo... No espero nada pero sé que es una persona muy especial y comprensiva, basta oírle o preguntarle sobre cualquier cosa. Sí, le gusto, le gusté desde el principio. No es una locura, tengo que ser valiente e ir a buscarlo. Sí, voy a las cinco cuando termine de trabajar. No, no quiero más Hotel California… es suficiente.
Camina decidida en dirección al bar, recordando los pétalos imaginarios que acababa de quitar en su solitaria conversación del parque. Nunca en su vida había sentido un fervor tan exultante, ni una duda tan intensa pero era una mujer muy valiente y decidida. Su paso era firme y seguro hasta que llegó a la puerta.
- Hola – apoyada junto a la pared.
- ¿Otra vez por aquí?
- Vine a buscarte. No lo pongas más difícil, estoy nerviosa, no entiendo nada.
- ¿Te puedo invitar a un café en mi futuro trabajo? –sonríe abiertamente extendiendo los brazos- ¿Quieres?
- Claro que quiero.
Caminan hacia esquina mientras sonríen, casi sin decir nada. El día está despejado y el pelo de Carmen, brilla con el rayito de Sol que cae en la acera. No lo puede evitar, le busca la mano y ella encuentra la suya. Ambos detienen su paso. Se miran.
- “Algo Contigo”- muy intrigado - ¿has oído esa canción?
- No – sin dejar de mirarlo fijamente.
- Te gustará.
- Ya me gusta
No sé cuánto tiempo pasó. Se quedaron en esa posición, inmóviles, frente a frente y sujetándose la mano. El camarero cedía en alguna caricia por su mejilla y Carmen, cerraba sus párpados, mimosa. Se acercó y le retiró el pelo. Se paró el tiempo definitivamente y temblaron al unísono. Se encontraron, perdidos, en una cadena de besos que ya nadie pudo contar.
FIN
Gracias por el final feliz!!! Me encantó!!! Besos
ResponderEliminarA lo Woody Allen.. con besoo!! jajjaa... No podía ser de otra forma..
ResponderEliminarEste para ti... muuuuack!!!