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Ya no importa el tiempo, las gotas o el cielo despejado, siempre llueve. Miras el bolsillo vacío, el futuro incierto y el hambre de sueños con un enfado global que no puedes evitar. Duele, casi tanto como el desamor inoportuno o la muerte ajena... es un dolor propio.
Si bajas los brazos, si pierdes tu rayo de luz y olvidas que perdonar es mucho más que un dogma religioso. Si piensas que todas las personas son de una forma, todos los jefes son de otra y todas las cajeras no sonríen... te olvidas de ella (no es suerte que, de vez en cuando, la encuentre).
Si las mujeres 'son como son' y los hombres no tenemos remedio. Si todos los políticos, roban y todos los jueces se venden al peor postor... pierdes, vas a perder por sistema.
Por favor, para.
Detengamos ese impulso de poner una etiqueta y olvidar los matices.
.. muy real tu reflexión, menos mal que como bien dices existen los matices ... y much@s (te incluyo) no dejamos que nos pongan etiquetas.
ResponderEliminarUna gran batalla que tenemos por delante... ánimo con ella. Gracias por tu comentario (es 'carne de cañón' para el impulso). Un saludo
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